jueves, 19 de julio de 2012

-Conferencia sobre enfermedades que nos afectaban hace 500.000 años.


Ana Gracia, durante su exposición en el Museo de la Evolución Humana (MEH). DB/Miguel Ángel Valdivielso Elvis tenía la columna llena de alteraciones degenerativas que le impedían andar correctamente. Benjamina sufrió una fusión temprana de las suturas del cráneo y el famoso Miguelón, de cuyo hallazgo se cumplen ahora dos décadas, arrastraba procesos relacionados con patologías orales como  una inflamación del maxilar izquierdo que estaba activa en el momento de su muerte. Este era -contado de una forma resumidísima- el panorama de las enfermedades que acongojaban a los habitantes de la Sierra de Atapuerca hace 500.000 años.
Así lo contó ayer la investigadora de la Universidad de Alcalá de Henares Ana Gracia, en su charla Miguelón y los suyos: enfermedades y comportamientos de hace medio millón de años, que dio ayer en el Museo de la Evolución Humana (MEH) y en la que destacó que existen indicios de que aquellas personas cuidaban unas de otras: «La primera lectura que se puede hacer de la supervivencia de Elvis o Benjamina es que fue muy difícil y que alguien se ocupó de ellos. Aparece un componente altruista, social y de solidaridad de grupo tan humano, que sorprende interpretarlo en un registro tan antiguo y comprobar que ya eran unas sociedades complejas».

Ante tanto dolor físico es de suponer que estos individuos utilizaban plantas de su entorno para aliviarse pero, desafortunadamente, no se ha encontrado ningún rastro en los huesos que pueda acreditarlo. Aún así, Gracia dice que su opinión personal es que seguramente hubo sustancias con las que intentaban curarse: «Nos encantaría que hubiera algún rastro en los huesos pero no los hemos hallado».
Lo que sí saben -de hecho, fue  materia de uno de los primeros artículos- es que aquella población intentaba cuidarse porque hay evidencias de que usaban algo similar a un palillo de dientes para limpiarse los restos que les quedaban. Lo que no se sabe es qué objeto usaban aunque es fácil pensar que fuera algo blando: «Tienen un surco muy peculiar y llamativo y está en fase de estudio conocer qué utilizaban para este aseo pero ni siquiera estamos seguros de que el resultado sea concluyente».


Así las cosas, es muy sencillo que los profanos piensen que aquellas personas morían muy jóvenes. Pero no. Ana Gracia reconoce que es difícil calcular la edad a la que fallecieron  pero que, en el caso de Elvis, por ejemplo, creen que pudo pasar largamente de los 50 años: «Es un tópico pensar que en Atapuerca se morían jóvenes. En el caso de Miguelón, que se sabe seguro que tenía más de 35 años, tiene un desgaste muy marcado de los incisivos centrales y casi no le queda corona y esto solo puede producirse por el uso de la dentadura durante mucho tiempo, por eso estamos seguros de que era muy mayor».
No se han encontrado secuelas de los partos pero Ana Gracia sabe que hay una patología relacionada con un proceso degenerativo en las mujeres provocado por las hormonas, «aunque en Atapuerca no se ha hallado, de momento», concluye la investigadora.

 Fuente: www.diariodeburgos.es

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