martes, 7 de julio de 2009

-Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH)


A primera vista, las cifras del CENIEH impresionan. Y eso que de las tres piezas diseñadas por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg para el Complejo de la Evolución Humana es la de menor tamaño y coste. Pero aún así los números son significativos: 10.372 metros cuadrados construidos; una inversión que supera los 21,2 millones de euros, a los que hay que sumar 8,8 millones destinados a infraestructuras y equipamientos; 7 plantas -2 de ellas subterráneas-, una plantilla que en estos momentos ronda las 40 personas, de las que 14 son investigadores; una veintena de estancias entre laboratorios, salas de preparación de muestras y gabinetes... Son algunos de los parámetros que dejan a las claras la importancia de este inmueble.
Pero además, al ser la primera de las tres piezas, este edificio construido por las empresas Dragados y Zarzuela, es también el primero en el que se observan las líneas generales del proyecto del arquitecto Juan Navarro Baldeweg, en las que uno de los elementos más destacados es la luminosidad.
Luminosidad patente en las grandes superficies acristaladas diseñadas tanto en las zonas que miran al Paseo de la Sierra de Atapuerca y a la calle Doctor Fleming como en la fachada que linda con el futuro Museo de la Evolución, que ha sido concebida como una prolongación de éste a través de la cual el visitante podrá penetrar visualmente en el CENIEH.

Por lo que se refiere a la jerarquización espacial del inmueble, la planta -1 puede definirse como la zona de recepción de materiales, con un laboratorio para este fin, otro de análisis físico-químico de sedimentos y suelos y la unidad de preparación de muestras y la de corte de piezas para su estudio microscópico.
Por su parte, la planta baja acoge los servicios auxiliares, además de la entrada principal. Desde el centro de proceso de datos -auténtico ‘cerebro’ del inmueble, hasta una sala de reuniones y un salón de actos con capacidad para 121 personas y dotado de la última tecnología, pasando por la biblioteca especializada.
Las plantas primera, segunda y tercera se encuentran divididas en tres grandes zonas: la norte, que comprende la fachada que mira al Arlanzón y parte de la calle doctor Fleming; la central, a lo largo de la calle Doctor Fleming, y la sur, entre esta y la calle Burgense.
La primera cuenta con una zona reservada al almacenamiento de fósiles que tiene su continuación en la segunda y también posee una cámara blindada que guarda los de más valor, los de los homínidos. En total, 400.000 fósiles podrán almacenarse en sus estanterías.
También cuenta con diversos laboratorios, como el de Restauración en el que se recuperan todos los fósiles que llegan al centro; la sala SIG multimedia -destinada a estudios de mapas geotécnicos y geológicos- y el laboratorio de microscopía, que dispone de los más avanzados equipos para el análisis pormenorizado de los restos hallados en los yacimientos. La zona administrativa completa esta primera planta.
El segundo piso, además junto a las ya mencionadas zonas para el almacenamiento de fósiles y parte de los despachos de los investigadores, alberga varios gabinetes y laboratorios, como los de lítica, en donde se analizarán las características morfológicas de todas las piezas pétreas que se encuentren, y los de anatomía comparada, tanto humana como zoológica, en los que existen réplicas de diferentes especies que permitirán establecer similitudes y diferencias entre ellas a lo largo del tiempo.

Si el segundo piso se cierra con una unidad de Luminiscencia o ‘sala oscura’, espacio esencial para la datación de los restos hallados en los yacimientos, en la tercera se ubican las denominadas ‘salas limpias’.
Su nombre técnico es Unidad de preparación de muestras para el análisis de núclidos cosmogénicos, pero a los ojos de los profanos lo primero que llama la atención es la ausencia de cualquier elemento metálico. Todo, desde los muebles a la grifería, pasando por las bisagras de las puertas o los taburetes, está realizado en plástico. El objetivo es eliminar al máximo las partículas del ambiente, especialmente metálicas, y evitar que interfieran en los trabajos de datación que en ellas se realizan.
En este nivel también se sitúan otros de los laboratorios de datación que concentran varios de los equipos punteros con que cuenta el CENIEH, en concreto el de Resonancia Paramagnética, y las unidades de Arqueomagnetismo y de Uranio-Torio. Un laboratorio de rayos X y otro de Geoquímica y Arqueometría, además de varios de los despachos de los investigadores, completan el equipamiento científico de esta planta.
También se encuentra aquí otra de las ‘joyas’, la Sala de Colecciones, en la que los expertos del propio CENIEH y los de fuera, podrán estudiar los fósiles existentes bajo la supervisión de los gestores de las colecciones. Equipado con la última tecnología, única en Europa, la sala cuenta con sistemas de radiofrecuencia y programas informáticos que permiten localizar los fósiles con gran rapidez y conocer toda la información que se posee de cada uno. Todo, con las máximas medidas de seguridad.
Finalmente, la cuarta planta acoge una sala de reuniones y varias dependencias vacías a la espera de que en al CENIEH vayan llegando más investigadores y nuevas áreas de trabajo.

Fuente: diariodeburgos.es

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