martes, 9 de diciembre de 2008

-Belorado


Muy cerca del nacimiento del río Tirón, en la vertiente septentrional de la Sierra de la
Demanda, se halla la villa de Belorado, cabecera comarcal de la “Riojilla”, que así se denomina a este territorio situado a caballo entre las provincias de Burgos y la Rioja. Su situación geográfica posibilitó el contacto entre dos zonas de economía diferenciada, el norte agrícola y el sur ganadero y forestal. Pronto, este pueblo se convirtió en enclave fundamental dentro de la red de comunicaciones.
Dominando la localidad, sobre un promontorio, se encuentran las ruinas de lo que fue el primitivo castillo, construido para controlar el paso del Valle del Ebro a la meseta. A sus pies se fue trasladando la población hasta conformar lo que es el actual núcleo urbano de Belorado.

El origen de Belorado es Celta, probablemente autrigón, como demuestra la arqueología y epigrafia (estelas, teselas hospitales, monedas), aunque se configura como villa en la Edad Media siendo frontera entre Castilla y Navarra. Era el paso natural del Valle del Ebro a la Meseta y para controlarlo se construyó, a comienzos de la Reconquista, el Castillo sobre un cerro a cuyo pie se transladó la población que tuvo su origen al otro lado del río en época romana. Las calles del casco antiguo, estrechas y tortuosas, con típicos pasadizos denotan la numerosa población que habitó dentro de sus murallas.

Fue plaza fuerte del Cid, como dote de Fernando (primer rey castellano), al casarse con Jimena. Hoy del castillo apenas queda un murallón terroso desde el que se divisa una bella panorámica.El apogeo económico de Belorado fue temprano como cruce de caminos entre el valle agrícola y la sierra ganadera, entre reinos distintos que favorecían a la villa para atraerla. En el siglo X, el primer conde castellano independiente, como agradecimiento a que en Belorado le libraron de los hierros con que le tenían preso el Rey de Navarra (como dice el poema de Fernán González), concedió a la villa el privilegio de celebrar mercado los lunes costumbre que anima todavía la Plaza Mayor porticada.

En 116, Alfonso I el Batallador (rey navarro-aragonés), le concedió el fuero y entre los privilegios que recoge, le permite celebrar una feria que es la más antigua documentada en la historia de España; para entonces ya era importante la Judería al pie del Castillo cuyo Barrio "El Corro" conserva un aire pintoresco.
Su desarrollo fue en aumento y a principios del siglo XIII, en el reinado de Alfonso VIII, por privilegio real pudo el Concejo de la Villa usar sello que legitimara sus documentos. Su apogeo previció a lo largo del siglo XIII ptenciada especialmente por Alfonso X el Sabio que en sus estancias en la Villa le hizo importantes donaciones.

Pedro l el Cruel agradeció a los moradorees de la villa, su apoyo en la guerra pero tras su muerte la nueva dinastía castigó a la villa que perdió su carácter realengo y especialmente a la judería a quien fue gravando con impuestos y trabajos cada vez más humillantes provocando su diáspora a la decadencia de Belorado.Los Reyes Católicos son su decreto de expulsión acabaron por arruinarla. No obstante quedaron adineradas familias de conversos pues aquí nació Simón Ruiz, banquero de Felipe II.Si los Reyes potenciaron la villa en la Edad Media, en la Edad Moderna, Belorado perteneció al Señorío de los Condestabless de Castilla contando con importantes familias nobiliarias que destacaron en expediciones a América, en las letras (beliforano fue el preceptor de las hijas de Felipe II), y en las ciencias (Hipólito Ruiz dirigío en el siglo XVIII una expedición científica para estudiar la flora americana).

De entre los monumentos beliforanos destacan el Castillo y las iglesias de San Pedro y de Santa María. La de San Pedro se localiza en el centro neurálgico de la población, la plaza mayor porticada, construida en el siglo XVII. El gran presbiterio aparece ocupado por un monumental retablo rococó. Más interesante es la iglesia de Santa María, erigida a los pies del cerro del Castillo, en el siglo XVI. En el interior del templo hay un bello retablo, presidido por las imágenes de Santiago Matamoros y Santiago Peregrino, que data de hacia 1570. Detrás de la iglesia hay un escarpe del terreno en el que se abren algunas cuevas que, según la tradición, sirvieron de eremitorio para San Caprasio y sus compañeros.

En el extremo norte de la villa, y arruinada en su práctica totalidad, se halla la iglesia de San Nicolás, de la que sólo se conservan restos de un bello arcosolio renacentista.
De época barroca es la ermita de Nuestra Señora de Belén, que se ubica a la entrada de la villa en pleno Camino de Santiago. Paseando por Belorado se pueden contemplar algunas casas con escudos de gran calidad estética, como la casa de los Salas, en la calle Mayor, y el escudo de Ungo de Velasco, en la plaza principal, ambos del siglo XVIII.
En la actualidad, Belorado es una villa tranquila, muy atractiva para los amantes de la naturaleza, que pueden practicar el senderismo entre bellos parajes de hayedos y robledales, pescar truchas en el Tirón, hacer parapente desde la Muela, etc.

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