jueves, 26 de junio de 2008

-Torre de Carazo.

Un peñasco, un amplio collado herboso, otra cima menor y un castillo. Todo esto y memorias de antiguos pobladores desde la Edad del Hierro está en la peña de Carazo, dominando la amplia geografía de las riberas del Arlanza burgalés. En una de sus torres de roca se eleva aún la ruina de piedra del viejo torreón medieval del castillo de Carazo.
Las ruinas de la fortaleza de Carazo se sitúan sobre la estrecha meseta de San Carlos, que forma parte del singular relieve de las Peñas de Carazo. Se trata de un relieve estructural de morfología tabular sobre los materiales plegados que conforman la parte suroriental de la Sierra de la Demanda. En él se distinguen dos elementos destacados, las mesas de San Carlos y Soncarazo. La primera es de menor extensión, pero su carácter de inexpugnable baluarte natural favoreció la continua ocupación humana en el pasado.

La historia de esta torre arranca en el siglo X, cuando al parecer, Gonzalo Téllez desalojó a los moros de este lugar. Lo que sí está documentado es su existencia en tiempos de Fernán González. Entre 1047 y 1054, aparece como tenente de la fortaleza Don Nuño Álvarez. En 1083, pertenecía a Don Gonzalo Núñez de Navarra, lo cual demuestra el valor estratégico que tuvo esta fortaleza durante los años de lucha entre los reinos navarro y castellano. En 1380, las Peñas de Carazo pasaron a formar parte de las posesiones de los Castañeda, por concesión del rey. La fortaleza tenía como objetivo controlar el paso del alfoz de Lara por el suroeste. En 1458, el conde de Haro era su propietario.

Durante la I Guerra Carlista volvió a tener importancia estratégico-militar. La ubicación de esta fortaleza, en un lugar prácticamente inaccesible, así como su alejamiento de un centro urbano importante, la convierten en un ejemplar único dentro de la provincia de Burgos. Los restos se hallan cerca de uno de los pocos accesos a la mencionada meseta de San Carlos. En la actualidad, tan sólo quedan un cubo aislado al noreste, dos en el lado opuesto, unidos por un paramento del que se conserva buena parte, y otros dos al oeste, también unidos por un lienzo. Junto a éstos debió encontrarse la entrada, de manera que el ángulo del suroeste se completó con una gran torre cuadrada y diversas obras adyacentes. En todos los restos conservados se empleó sillarejo con relleno de cal y canto.

Fuente: Turismoburgos.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario